Un reciente estudio del Instituto Català de la Salut (ICS) ha arrojado luz sobre una realidad alarmante: el 70 % de los niños menores de dos años ya han estado expuestos a pantallas, como móviles, tabletas o televisores. Esta cifra contradice las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconseja evitar por completo el uso de dispositivos digitales antes de los tres años. Los expertos alertan de que esta exposición temprana puede tener efectos negativos en el desarrollo cognitivo y emocional de los pequeños.
Impactos en la concentración y la alimentación
La luz y los estímulos sonoros de las pantallas pueden perjudicar la capacidad de concentración y el control de impulsos de los niños, especialmente en edades tan tempranas. Además, el estudio destaca que un 61 % de los menores consumen pantallas mientras comen, lo que podría influir negativamente en la calidad de sus hábitos alimenticios y en la capacidad de prestar atención al acto de alimentarse. Este dato pone de manifiesto la necesidad de promover comidas libres de distracciones tecnológicas para fomentar una relación más saludable con los alimentos.
El uso de pantallas durante el fin de semana
Los datos reflejan un aumento significativo del consumo de pantallas durante los días festivos. Mientras que entre semana el tiempo de uso es más moderado, un 42,3 % de las familias permiten que sus hijos estén entre dos y cuatro horas frente a dispositivos digitales durante los fines de semana, y un 14 % reporta que este tiempo puede llegar incluso a seis horas. Estas cifras superan ampliamente las recomendaciones de los especialistas, que insisten en limitar el tiempo de exposición a las pantallas para evitar problemas relacionados con la salud física, emocional y social.
¿A qué edad tienen su primer móvil?
Otra de las cuestiones preocupantes que aborda el estudio es la edad a la que los niños adquieren su primer teléfono móvil. Según los datos, un 33 % de los menores ya tiene móvil entre los 10 y los 11 años, una cifra que aumenta considerablemente en zonas urbanas como Barcelona, donde casi la mitad de los niños dispone de su propio dispositivo a esa edad. Aunque este hecho parece inevitable en un mundo digitalizado, solo el 50 % de las familias establece normas claras para regular el uso de dispositivos electrónicos, lo que evidencia la falta de conciencia o recursos para gestionar esta situación de manera adecuada.
¿Qué pueden hacer las familias?
Establecer normas claras y coherentes sobre el uso de pantallas es clave para minimizar los riesgos asociados a su consumo. Limitar el tiempo diario frente a dispositivos, fomentar actividades alternativas como el juego al aire libre o la lectura, y priorizar momentos libres de tecnología, como las comidas o la hora de dormir, son estrategias que pueden marcar la diferencia.
Además, es importante que los padres y madres actúen como modelos de referencia, mostrando un uso responsable y consciente de las pantallas. El establecimiento de horarios claros y la promoción de actividades que no impliquen dispositivos electrónicos ayudan a reducir la dependencia y a fomentar un desarrollo saludable en los niños.
En un mundo cada vez más digitalizado, la exposición a las pantallas se ha convertido en una parte inevitable de la vida de los niños. Sin embargo, es responsabilidad de las familias y de la sociedad en su conjunto garantizar que este contacto se produzca de forma equilibrada y saludable. La educación digital consciente, junto con el fomento de actividades que estimulen la creatividad, la interacción social y el desarrollo físico, son esenciales para asegurar un crecimiento integral en los menores.
¿Qué opinas de los datos de este estudio? ¿Has tomado medidas para limitar el uso de pantallas en tu hogar? ¡Comparte tu experiencia y reflexiones en los comentarios!